29.10.10

Síntesis de una nueva vida

A falta de que llegue el día 1 de noviembre pero una vez cumplidas cuatro semanas desde que aterricé en Marruecos, puedo decir que mi nueva vida me hace feliz.

Me gustan el sol y la luz de Rabat la hora que salgo de trabajar, el olor del chef d´oeuvre por las mañanas, tardes y noches, jugarme la vida en la parte delantera de un petit taxi o cruzando las calles.

Mi casa ya es MI casa, con mayúsculas sí. Mi habitación es ya MI habitación, con sus alfombras bereberes, posters para turistas en las paredes, una cortina del Marjane, cojines regateados y cosidos enfrente de mí y una funda de edredón heredada.

Escribo descalza sentada en el tarbas de mi salón, quizás demasiado naranja, pero ya empiezo a quererlo. Tenemos internet gracias a nuestro vecino de arriba, que con una sonrisa nos dejó su clave wifi a cambio, quizás, de alguna conversación en español con su hija pequeña.

Vivir aquí es fácil y quizás es demasiado fácil comer rico. Ya he dejado de devorar siempre las patatas fritas que te dan con cualquier plato y ya bebo agua de grifo sin que pase nada. En casa, Soumiya nos prepara la más deliciosa de las comidas cada semana: ensaladas, sopa, tajine de pollo...

El francés empieza a no ser tan difícil y me empiezo a atrever con el darija. Sirf, wahed, juj, tlata... de momento no me exijo más.

A falta de que lleve un mes exacto escribo sonriendo sobre Rabat, mi nueva casa.



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28.10.10

El jardín andaluz

Un paseo por el jardín andaluz, en la Qasbah des Oudaia (la fortaleza de los Oudaias) te llena de calma. Lo mismo da si has venido cruzando la ajetreada medina, repleta de gente, comida, olores y gatos, o has llegado en un petit taxi, esos coches azules en los que te sientes más en una atracción de feria que en un servicio público.

Tengo pocas palabras para describir esa sensación fresca, el olor de las flores. La temperatura baja unos grados desde que cruzas la muralla y te pierdes en su suelo pedregoso.

Lo mejor es que me sigáis en el vídeo, cruzando el jardín, topándome con los turistas que pasan un día allí, y con Hanan, que pasa allí todos los días haciendo tatuajes de henna.

Acompañadme hasta la terraza en los Oudaias, desde donde se ven Salé y las olas, y ese hombre tan simpático te ofrece pastas y te explica su procedencia.
Tomaos un té con menta conmigo, al sol y con el olor del mar.




27.10.10

Tuk Tuk

"Tuk Tuk"
"quoi?"
"tuktuk"
... (véase silencio)
"tuktu?"

Acabo señalando los paquetitos rojos y le digo con la mano que quiero dos.
"Deux dirhams"
Intento volver a preguntar cómo carajo se llaman los paquetitos
pero vuelve a repetirme el precio así que desisto, saco los 2 dirhams de la cartera, pago y me despido.

Nadie en la oficina sabe cómo se pronuncia el nombre de las galletas, pero son de lo más rico, y por menos de diez céntimos el paquete, es imposible no parar en la tienda de la esquina a probar suerte. Digo probar suerte ya que, al ser las mejores galletas, los chicos del instituto se las acaban y no siempre hay fortuna. (Además, con el ritmo marroquí nunca se sabe cuándo va a volver a llegar el camión con más cargamento)

Una amiga con quien cada vez paso más tiempo, me decía hoy que son turcas y que en su época de estudiante pasó casi dos años comiendo esas galletas casi a diario.
Yo voy de camino a que me ocurra lo mismo. De momento, cada vez que veo unas, por si acaso, compro un par de paquetes para hacer reserva en casa.


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26.10.10

De camino

Los lunes y miércoles salgo puntual de trabajar, ya he adoptado una nueva rutina: apago el ordenador, bajo las escaleras, salgo y abro la reja. “Beslama! À demain, merci!” me despido de nuestros guardas, que sonríen por mi atrevimiento de hablarles en darija.

Me pongo las gafas de sol y me enchufo el ipod (que me acompaña aquí también, lejos de la tienda donde lo compré) luego unos pasos rectos y un giro a la salida de la tienda abarrotada de chicos y chicas que acaban de salir del instituto que está cerca. Me miran como extranjera que soy. Hace poco hablábamos que es igual que si delante de nuestro instituto pasara tan campante una japonesa cantando con su ipod (seguramente mucho más moderno que el mío). “¿Todos los extranjeros llevarán esos pantalones?” se preguntarán. Unos pasos más y tras volver a girar subo dos pisos hasta casa.

Solamente tengo tiempo para coger los libros y volver a cerrar la puerta.

Bajando por mi calle y tras pasar la Place Pietri hay un rincón europeo en medio de mi barrio: la única catedral católica de Rabat, Saint Pierre o San Pedro, construida por los franceses allá en los años treinta.
Cuando paso por delante, suelo pensar en que, aunque fue levantada por franceses, la catedral no tiene ese aspecto que las catedrales suelen tener en mi país o en el suyo. Es bien alta, recta, también parece querer rozar el cielo, delante también hay chicos con camisetas del BarÇa jugando a fútbol, pero esta catedral es blanca, como la rica leche marroquí, es austera y se funde perfectamente con la ciudad, que ya he bautizado para mí como la ciudad blanca, la ville blanche.

Justo un poco antes, bajando, está uno de los primeros edificios en los que me fijé al llegar. Es blanco también, pero tiene unos curiosos balcones y tejavanas que hacen ondas como olas y en la pared con la que choca a su izquierda, tiene pintada, para engañar a primera vista, su continuación. Parece una de esas casas antiguas de Bilbao. Es la agencia del Bouregreg, agencia que se está inspirando precisamente en la ría de Bilbao para renovar la ría del Bouregreg rabatí.

De camino a mis clases de darija, ese árabe tan distinto que se habla aquí, paso por otro rincón blanco, pero éste me hace pensar en mi país. Nunca viene mal pensar en casa de vez en cuando.

Sacudo la cabeza y vuelvo a estar en Rabat, ya casi es la hora y estoy empezando a coger la costumbre de llegar tarde a cualquier sitio.

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22.10.10

Enemigo público en casa

Me levanto aún dormida, confiada. Mila me ha tocado a la puerta, mierda, ¡ya es la tercera mañana que me quedo dormida!
Voy a la ducha esperando no llegar tarde (ya tiene delito llegar tarde a la oficina cuando vives en la misma manzana) y pasa lo que me temía.
Empieza a ser común meter el pie en la bañera y que los dedos se me encojan de frío. ¡Llegas tarde! me digo. Da igual Lina, sé valiente y tira, ¡que llegas tarde!

Tenemos a nuestro principal enemigo metido en casa. Duerme justo entre las dos habitaciones y nos espera cada mañana. Nunca sabes si te va a tocar o no ducharte con agua helada.

Yo, que me creía experta en tratar con bombonas de butano, he tenido más peleas con la que tenemos en la mini-terraza que con ninguna otra.
Mis primeras tres duchas en este país fueron frías, ¡heladas más bien! Esto tonifica que no veas (Anda que una puede consolarse en cualquier momento si quiere).

Y como la mayoría de las veces que una se queja de algo, la culpa había sido nuestra. ¡Dejarnos engañar por esa ducha y sus cómplices la bombona y el calentador! ¡Dónde se habrá visto! Pues sí, resulta que han llegado a más en su maldad y ayer por la mañana nos consiguieron engañar a las dos.

Resumen de los hechos:
Mila se levanta, dormida, confiada. Se mete en la ducha y abre el grifo. Tate, ¡fría! Bueno, da igual, una vez más se me ha olvidado abrir el gas. Si no, llegaré tarde. Piensa.
El resto de la historia ya lo sabéis: Lina, pensando que Mila había tenido la fortuna de ducharse con agua caliente, repite la operación e igual de engañada por la perversa ducha se despierta del tirón bañada en agua a 18grados…

Bienvenidos a la casa de las duchas frías…


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Arriba: ella.
Abajo: los cómplices
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21.10.10

Hindi Zahra


Una de las mejores cosas de que mi trabajo se base en leer diariamente la prensa marroquí es que, además de aprender el francés rápidisimo y aún más rápido aprender sobre Marruecos, a veces mis ojos se detienen ante algún titular como el que reza aquí arriba.

Leí, me picó la curisosidad, busqué en youtube y lo que encontré me fascinó:

Hindi Zahra es marroquí, vive en París desde hace años y desde allí compone y canta su música "una mezcla de cuscús y paella" como ella misma la define.

Y desde Rabat, no se me ha ocurrido mejor manera de desearos una buena mañana y un buen día.
Bonjour et bonne journée!














18.10.10

Miau

Los gatos son ciudadanos rabatíes también ¡y están por todas partes! Son muy silenciosos pero estoy segura de que si no lo fueran, a todas horas se oiría un maullido por las calles. Esta es la ciudad con más gatos en la que he estado jamás y éstos están perfectamente integrados en la ciudad,(de momento, más que yo)

Habitan sus calles y dominan sus esquinas, te vigilan por encima de los muros y buscan tus pies en las terrazas.

No son como los gatos europeos, temerosos y tímidos, ocultos en las sombras de la noche. Los gatos rabatíes se te acercan, te miran con ojos abiertos pidiendo comida o se quedan dormidos al sol encima de cajas, cartones y con suerte, en un cojín de un puesto de la medina.

A veces te entran unas ganas tremendas de cogerte un minino y llevarlo a casa, pero después de pensarlo unos segundos te dices (con razón) que no están hechos para las casas y que son más felices en las calles, haciendo su vida...

...y que tendrás que conformarte con saludarles de paseo.


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17.10.10

Y comí jamón

Resulta raro que en sólo dos semanas algo tan simple como comer jamón me haría tantísima ilusión. Podréis pensar que es una tontería y que quizás exagero…

Pero cuando uno está lejos de casa, y sobre todo lejos en cuanto a tradiciones culinarias, el que te inviten a una fiesta en la embajada, donde sirven copas de tinto y pasan bandejas de jamón, inevitablemente se convierte en el evento de la semana.

No es que la comida marroquí no me guste, ¡Todo lo contrario! No he probado nada en este país que no me haya gustado hasta ahora (Si no contamos la brocheta de pescado del italiano del miércoles). 
La comida marroquí te sorprende en un primer momento porque es fuerte, especiada. Pero sobre todo muy natural, las ensaladas están buenísimas porque la verdura es fresca, buena, como dirían en mi casa: es verdura de la de verdad. Todo sabe a cilantro, huele a menta, hay mil tipos de aceitunas… Creo que he comido el mejor poulet roti de mi vida en un restaurante a pie de calle cerca de la ofi. ¡Los pollos son grandes, amarillos, jugosos…!

Pero volviendo al tema del jamón. En un país en el que el cerdo no se encuentra (si veis un sobre de jamón york ¡avisadme!) el simple hecho de pensar que no lo vas a comer en un tiempo, hace que una bandeja de jamón se te antoje aún más…

La fiesta por lo demás estuvo muy bien. Llovía y las carpas estaban abarrotadas de gente de todas las nacionalidades, para eso los españoles tenemos fama de ser buenos anfitriones y de saber pasárnoslo bien. Conocimos gente nueva y nos reunimos los becarios de Casablanca y Rabat.

Os dejo dos fotos: la foto de grupo: becarios rabatíes, casauis, dos exbecarios y Rachid, analista de la oficina de Rabat. La otra de esta misma tarde, en la terraza de la antigua casa de los exbecarios en los Oudaias. (más adelante hablaré de los Oudaias, de sus calles blancas y azules, de sus puertas de madera y de sus vistas al mar)

(Futuras visitas, creo que ya habréis entendido qué estaría bien como regalo ¿no?)

A bientôt!

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10.10.10

Cuatro días

No pensaba escribir otra entrada tan pronto y la verdad es que pensaba hablaros de mi pececito dentro de un tiempo. Pero bueno, las circunstancias así lo han querido...

Cuatro días. Definitivamente los peces a mí no me quieren. Hace dos años, Mery (mi compi de piso de Madrid y prácticamente mi hermana) y yo nos compramos un par de peces en un arrebato consumista. Duraron exactamente cuatro días.

El miércoles pasado, Mila (mi nueva compi de piso) y yo compramos en otro arrebato consumista un par de pececillos. ¡Parecian muy majos estos pequeños peces marroquíes, así entre naranjas y blancos y con una florcilla dentro de la pecera! 

Y cuando ya había elegido un nombre para mi nueva mascota ("Sukran sukran", que en árabe dariya quiere decir: "gracias gracias") ¡va el tío y se tira fuera de la pecera! Sí, EXACTAMENTE cuatro días después de haberlo acogido en casa.

Inshallah no me dé por comprar otro... ¡pobrecillo!



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9.10.10

En Rabat también llueve

Tras un atardecer tan bonito en la playa nos hemos levantado con un sábado lluvioso. ¿Qué hacer para refugiarnos? ¡En Rabat también se puede pasar un sábado made in USA comiendo en el Fridays (todo el menú Halal por supuesto) y echando una partidita a los bolos en el centro comercial!


¡Que paséis un buen fin de semana!


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7.10.10

La Ville Blanche

Nadie me había avisado de que lo primero que me sorprendería al llegar a Rabat sería lo blanca que es. (Todos los edificios no pasan de los 5 o 6 pisos y son blancos como la leche)
Después, empiezas a notar el resto: el olor tan característico de la comida marroquí, la humedad que se te pega en la piel y el sonido de los cantos llamando a la oración, que se convierte en tu reloj y que empieza a organizar tus días.

Llegamos el viernes y poco a poco me voy acostumbrando a la vida aquí. Qué decir, ¡Me gusta! Llevamos unos días recorriendo sus calles a pie, ya hemos visitado algunos lugares emblemáticos como la Medina o La Tour Hassan. La acogida ha sido muy calurosa (tanto por el clima como por nuestro grupo de bienvenida formado por gente de la oficina y ex-becarios).

Os dejo con unas fotos del paseo por nuestro barrio: el barrio Hassan, (en el centro de Rabat), donde está la Oficina (una casa antigua con muchísimo encanto, escaleras de caracol,personal amabilísimo y té con menta a todas horas) y también las casas de los becarios (se puede decir que somos todos vecinos).

Beslama!

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Nuestra casa en el segundo piso encima del restaurante Le Goeland (lo que hace que las escaleras y el portal siempre huelan a comida)
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La calle de nuestra casita y abajo el cartel:

 
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La Avenida Mohamed V, arteria principial de Rabat, con el Palais Royal al fondo
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Avenue Mohamed V al atardecer
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La obra de la Tour Hassan (arriba) fue paralizada tras el terremoto de Lisboa que llegó a afectar a Rabat.
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El mausoleo de Hassan II y Mohamed V, al otro lado de la Tour Hassan.
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Vista del mar desde la Tour Hassan, en el centro a la izquierda: La Kasbah des Oudaias

3.10.10

Entrada rápida


Tercer día en Rabat y con poco tiempo!
Sólamente quería dar señales de vida y decir que...
¡esto tiene MUY MUY buena pinta!