12.4.11

Cómo decir "cincuenta" en francés marroquí (Manual de supervivencia)

El francés no es igual en todas partes, eso claro está. Pero no te das cuenta hasta que convives con un idioma francés distinto del francés de Francia.

Todo hay que decirlo, los marroquíes hablan el francés de maravilla. Es increíble comprobar el dominio de los idiomas que tienen: darija, árabe clásico, francés, inglés, español en muchos casos...

Pero hay palabras que son diferentes o que se pronuncian diferente. Yo no me daba cuenta de por qué no me entendían cuando pedía "una recarga de 50 dirhams para mi móvil" o decía que "50 dirhams eran mucho para una cartera". Hasta que puse un poco de atención...

Ahhh! ¡Que 50 se pronuncia "secant" no "sancant"!
He aquí una nueva lección del manual de supervivencia tras "Cómo pedir una coca cola en Marruecos" http://cucucouscous.blogspot.com/2011/02/como-pedir-una-coca-cola-en-marruecos.html

Bueno, puede que no sea estrictamente necesario pronunciar bien la palabra "cincuenta" pero ayuda a no tener que repetirlo en varias ocasiones o tener que ayudarse con gestos y eso nunca está de más...



10.4.11

Qué pequeño es el mundo y qué idiota puede seguir siendo la gente

Dicen que con sólo tres conexiones, podemos dar la vuelta al mundo. Es decir, que toda persona tiene un amigo, que tiene un amigo, que tiene un amigo, que a la vez puede que te conozca y todas esas personas viven de manera que, si se unieran con una línea, dicha línea daría una vuelta completa al planeta.

Este año y todos los años, los becarios IC3X formamos parte de una red que da la vuelta al mundo varias veces (como solemos decir, tenemos sofás que visitar en gran parte de los países del planeta) así que es fácil que hagamos esa conexión. Sin embargo, no es la red IC3X la que me ha hecho pensar en el título del post de hoy.

Esta es una de esas historias curiosas que te hacen decir: ¡qué pequeño es el mundo y qué idiota puede seguir siendo la gente!

Me contaba una amiga que hace unos días venía a Rabat un conocido de otra ciudad de Marruecos. Este conocido quería enseñarle Rabat a una pareja de amigos que habían venido a visitarle desde Madrid. Aprovechando esta visita de un día, iban a reunirse todos a comer en uno de los mejores restaurantes de la ciudad (para todo el que no lo conozca, el Sirio de Bab el Had tiene la mejor comida siria de todo Rabat y alrededores).

Mi amiga estaba encantada con el plan hasta que, en la llamada para definir la hora del encuentro se menciona su nombre (hay que decir que ni su conocido ni las visitas sabían que ella iba a comer porque era a través de otro amigo rabatí que ella se había apuntado al plan de la comida) y resulta que el chico que visitaba Marruecos y mi amiga habían tenido un "pequeño roce" hace años en Madrid. De aquí el "¡qué pequeño es el mundo!" ¡¡Cómo imaginar que el amigo de un amigo y mi amiga se habían conocido en otro país hace un tiempo y no se habían llevado del todo bien!!

Así que mi amiga, por lo que me contó, pensó que ya hacía mucho de eso, y que por el Sirio, se perdonaba un pequeño encontronazo (por el Sirio, digo yo, se perdona hasta el más grande de los problemas!) y que todos tan felices a comer en armonía y felicidad. Que para eso está Marruecos, para vivir tranquilamente y sin problemas.

Pero... ¡qué idiota puede seguir siendo la gente! La visita dijo que prefería comer en el Sirio sin mi amiga. Que ni cientos de kilómetros, ni otro país, un montón de tiempo ni un amigo en común los juntarían alrededor de una mesa!!!

Hay que ver lo pequeño que es el mundo y lo idiota que puede seguir siendo la gente...

Yo por mi parte, llevaré a comer al Sirio a mi amiga en cuanto tengamos un día libre.



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Bab el Had, una de las puertas de la medina de Rabat 

9.4.11

París en ROSE - o reflexiones sobre medio año de beca.



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Miles y yo celebramos nuestro medio año de beca muy muy lejos de Rabat. ¡Quién nos iba a decir hace un año que viajaríamos juntas a PARÍS!

París... Mi recuerdo de París no podía ser más bonito, y eso que mi primera y última visita fue con 17 años. Esta vez París me siguió pareciendo la ciudad más bonita que he visto nunca.

Día y medio en la ciudad más bonita del mundo da para mucho, para visitar casi todo lo posible corriendo de un lado a otro, para charlar y ponerse al día con nuestro habibi Víctor (que nos trató como a dos reinas moras) y para pensar, para pensar muucho. Pensar sobre la beca, sobre cómo habría sido un año allí, en cómo unos señores en un despacho pueden decidir la manera en que pasarás un año de tu vida.

Supongo que en París habría sido feliz, muy feliz. Me gustan las ciudades grandes, ciudades con monumentos, museos, parques, ciudades también con rincones que descubrir cada día, ciudades que me inciten a salir, ver, conocer, caminar... lugares en los que me siento como una pequeñita pieza y puedo camuflarme entre la gente.

Eso es algo que no tiene Rabat. En mi (muy querida ya) Rabat, las cosas se mueven a un ritmo lento, los rincones no son tantos y sobre todo no soy una pieza más, no puedo camuflarme entre la gente que camina por la calle.

Pero mi año en Rabat, quizás me esté enseñando muchas cosas que no habría aprendido en París o en cualquier ciudad parecida (si existe). Vivir en Marruecos y en Rabat me está enseñando mucho sobre lo diferente que pueden ser el mundo, la vida y las personas.

Estoy aprendiendo que la gente vive con mucho menos, que las cosas (todo) pueden funcionar y no siempre como yo las haría funcionar, que cosas que a mí me hacen abrir la boca de sorpresa (como un hombre en albornoz en medio de la calle) son completamente indiferentes para la gente. (Ese hombre seguramente volvía de haberse lavado en el hammam)

Estoy aprendiendo también a ser  más paciente, mucho más paciente. También a agrandar mi capacidad de comprensión y adaptación hasta límites insospechados antes de llegar aquí...

En definitiva, puede que unos señores en un despacho no me enviaran a vivir en la ciudad más bonita del mundo, pero me han enviado a aprender, a tener una experiencia que me está haciendo crecer y eso es muy grande, es algo que agradezco de verdad.

Ahora sí... fotos de un maravilloso finde en París:


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Muchas mercis Víctor, eres un gran anfitrión!

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y el Sacre Coeur sigue siendo mi lugar favorito...

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La mejor compañía para ver la ciudad

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Impresionante el edificio de la ópera

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¡ Y las galerías Lafayette mucho más!

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París, je t´aime...