15.12.10

Saafi

Saafi, Saafi baraka ("así es suficiente" , "basta" o "ya vale" según el contexto y la intención)

Pues bien, llegó el día de hablaros de una de las pocas cosas que, por mucho que llegue a acostumbrarme, no me gusta ni me gustará de Marruecos. Creo que si no hubiera sido por la cadena de acontecimientos sucedida hoy, habría tardado más en sacar el tema... ¿Qui sa?

Este mediodía, 14:05, volvíamos Miles y yo de comer un buenísimo mechoui con el estómago bien satisfecho. En el camino desde el  Coq Magic (muy recomendable si se desea degustar un buenísimo Poulet Roti, pero bueno, no es el asunto que nos concierne hoy) nos hemos cruzado con un grupo de chavales. Tramaban algo, claro estaba, nos miraban y reían ¿disimuladamente? Nosotras, ya acostumbradas, hemos hecho como si nada y hemos seguido nuestro camino. Hasta que he visto algo en el suelo, un pequeño cilindro del que salía humo. ¿No lo adivináis? ¡Esos desgraciaos nos habían tirado un petardo! No os alarméis, era una cosita de ná, inofensiva. Pero piensas para tí misma: "Saafi, saafi baraka".

Avancemos un poco, 16:35 de la tarde, saliendo de la ofi por fín para casa. Ya os he contado alguna vez que por el camino pasamos todos los días por delante de un instituto. A esa hora, los chavalillos están saliendo de clase, hora punta vamos... Grupo de chicos, 16 o 17 años, te hacen la pasarela y uno de ellos, sin dejar de mirarte te dice: "hermosa" y ootra vez te dices "Saafi, saafi baraka" 

17:15, vuelvo de comprar unas bombillas para el salón y lo veo venir, lo veo venir de lejos. Esta vez, tras un repaso desde la distancia, este tío empieza a hacerme muecas mientras lo intenta "Ça va?" 
Como de costumbre, no contesto. 

Saafi, saafi baraka señores... 
Esto es el pan de cada día en las calles de Rabat. Pero hoy ya ha sido suficiente. Son comentarios inofensivos, desde luego, que no van a llevar a ningún lado... pero por un día, me gustaría no ser observada como si fuera una brocheta de cordero con patas.

Nunca hasta llegar aquí me había sentido tan observada (y no de una manera inocente). No importa si eres alta, baja, morena o rubia, si eres mujer lo tienes claro, y si eres extranjera... prepárate para que te miren, te hablen e intenten (no sé qué tipo de esperanza pueden albergar) tener una conversación contigo en medio de la calle. ¿De verdad creerán que van a conseguir algo?

Claro que no todos son así y algunas veces la torpeza o sinceridad de alguno puede sacarte una sonrisa o incluso una carcajada, como el chiquillo que nos pidió perdón en inglés diciendo que había sido una broma tonta o el hombre que se cayó encima de una máquina al intentar dejarme pasar en el gym. Otra vez, llegamos a tener una conversación de lo más interesante con unos chicos en el café Balima.

También siento a diario el afecto de muchos, las sonrisas sin doble sentido y el respeto de aquellos con los que más trato. Mbarak me saluda siempre con un respetuoso "Bonjour Mademoiselle" y nuestro portero, ese chiquito que vigila la puerta a todas horas, aunque no habla francés, me transmite ternura y es de lo más educado. 
Se me hace raro comprobar cómo cuando no te encuentras en la calle la cosa cambia, y el trato es de igual a igual. En las tiendas del barrio me reciben con una sonrisa y hasta entablamos la típica conversación (qué tal, qué tal, bien, bien ¿y tú?, ¿la familia? bien? bien, bien, me alegro, hamdullilah). Nuestro vecino de arriba es la persona más amable que he conocido aquí (bueno, casi tanto como el señor que, aquel día que nos perdimos, no se separó de nosotros hasta estar seguro de que estábamos por el buen camino).

Entonces, ¿qué os pasa a algunos? 

Saafi, saafi baraka. Algún día, espero, aprendan a tener más respeto y consideración.
Mientras tanto, yo me pongo mis cascos, escucho el ipod y camino con la cabeza bien alta... 
¡Que conmigo no pueden!

Photobucket

1 comentario:

  1. Ánimo Lina, de forma diferente, pero en Cuba también se sufren actitudes que dan ganas de decir "Saafi, saafi baraka...". Me lo apunto, a ver si aquí funciona.
    Un abrazo, y no dejes de quedarte con lo bueno.

    ResponderEliminar