El sábado pasado me fui a airearme un poco a Casablanca.
Parece mentira que viviendo en Rabat, una ciudad bien tranquila, mi manera de cambiar de aires, respirar y pensar en otras cosas sea irme precisamente a Casa, llena de coches, más contaminación, gente y ruido. Pero ¡en fin! a mí siempre me viene muy bien.
Sobre todo, teniendo en Casablanca una amiga que me lleva a comer a Chez Paul, de tiendas, me regala una sesión con una vietnamita pintándome las uñas y me sube alto, a lo más alto de la ciudad.
Lo más alto de Casablanca y supongo que de Marruecos, son las Torres Kenzi, ideadas las dos para acoger oficinas. Sin embargo, a alguien se le ocurrió montar un pedazo de hotel y en el piso más alto de una de ellas, un restó y cafeteria y llamarlos SKY 28. De lo más recomendable para tener una perspectiva distinta de la ciudad.
Subir a un piso 28 en Marruecos es toda una experiencia. Tras meses acostumbrada a subir como mucho cinco pisos, llegar así de alto y observar Casablanca desde tan arriba, impresiona, qué le vamos a hacer...
Las vistas son increíbles, el tráfico, los edificios, el mar, la mezquita de Hassan II, el caos desde allí alto parece ordenado y la ciudad parece no acabar nunca.
¡Lo mejor para respirar, vaciar la cabeza y volver a bajar completamente renovada!
(Gracias Elenis)
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