La Ville Blanche

Nadie me había avisado de que lo primero que me sorprendería al llegar a Rabat sería lo blanca que es. (Todos los edificios no pasan de los 5 o 6 pisos y son blancos como la leche)
Después, empiezas a notar el resto: el olor tan característico de la comida marroquí, la humedad que se te pega en la piel y el sonido de los cantos llamando a la oración, que se convierte en tu reloj y que empieza a organizar tus días.

Llegamos el viernes y poco a poco me voy acostumbrando a la vida aquí. Qué decir, ¡Me gusta! Llevamos unos días recorriendo sus calles a pie, ya hemos visitado algunos lugares emblemáticos como la Medina o La Tour Hassan. La acogida ha sido muy calurosa (tanto por el clima como por nuestro grupo de bienvenida formado por gente de la oficina y ex-becarios).

Os dejo con unas fotos del paseo por nuestro barrio: el barrio Hassan, (en el centro de Rabat), donde está la Oficina (una casa antigua con muchísimo encanto, escaleras de caracol,personal amabilísimo y té con menta a todas horas) y también las casas de los becarios (se puede decir que somos todos vecinos).

Beslama!

Nuestra casa en el segundo piso encima del restaurante Le Goeland (lo que hace que las escaleras y el portal siempre huelan a comida)

La calle de nuestra casita y abajo el cartel:

 

La Avenida Mohamed V, arteria principial de Rabat, con el Palais Royal al fondo

Avenue Mohamed V al atardecer

La obra de la Tour Hassan (arriba) fue paralizada tras el terremoto de Lisboa que llegó a afectar a Rabat.

El mausoleo de Hassan II y Mohamed V, al otro lado de la Tour Hassan.

Vista del mar desde la Tour Hassan, en el centro a la izquierda: La Kasbah des Oudaias