En Rabat, los pisos se van "heredando" de extranjero en extranjero y el mío, o mejor dicho, el nuestro, lo heredamos de uno de los becarios anteriores.
Mila se quedó con su cuarto y yo me quedé el otro, el que acogía a miembros de "couch surfing". En poco más de un mes ha cambiado bastante, y es que como este año es enterita para mí, con un poco de ayuda de la medina, hoy doy por inaugurada mi habitación marroquí.
Pasen y vean:
(Hoy prontillo a la cama que mañana nos vamos a Fès a pasar el día/ganass!!)
Mis cojines de Akari, esos que cosieron mientras esperábamos viendo a un niño pegar un colchón de tarbas, y la funda heredada que llegó de los Oudaia. En la pared, esos posters que se pueden encontrar en casa de todo buen expatriado.

La mesilla ha tardado en llegar, hoy por fin estaba esperándome en la tiendita de la medina.

Unas fotos para acordarme de vosotros pegadas en las puertas del armario, sólo algunas de las muchas cosas que he pegado por las paredes de la casa.

Mi mesa de Rabat es igual de desordenada que la de Algorta, no pierdo las buenas costumbres y la uso nada más que para dejar cualquier cosa encima.

Una de las mejores compras que he hecho: las alfombras bereberes que son mi tesoro más preciado.
¡Me gusta muchísimo!
ResponderEliminarFes???jajja!disfruta de la excursion pequeña!tantos recuerdos de por ahí...
ResponderEliminarMe ha encantado la mesita!
Muaa!